martes, 13 de abril de 2010

El angelito

El otro día me encontré con un angelito de ala rota. Le pregunté qué le había pasado y por qué estaba paseando por esta tierra. Me dijo que se había roto el ala intencionalmente porque quería venir al mundo de los hombres en búsqueda del amor en todas las cosas.
Sentí lástima por él, el pobre se había vuelto casi humano para venir a este mundo en búsqueda de algo que está tan perdido que a muchos les falta y a otros tampoco les ha pasado. Y le pregunté si lo había encontrado.
- Claro que sí! – me contestó con una sonrisa tan entusiasmada que no pude creer y tampoco comprender.
- Pero, angelito, ¿no ves como somos malos en esta tierra, no ves que muchas veces queremos matar al otro y no dedicarle cariño y comprensión?
- Pues yo creo que el problema de la gente en este mundo no es falta de amor, sino exceso de ceguera. Mira esta flor, mira el cielo, la puesta del sol, la sonrisa de este niño. ¿Qué puede ser esto sino el amor en su forma más pura y delicada?
El angelito estaba tan seguro de lo que decía que tampoco pude contestarle. Entonces miré en lo más fundo de sus dulces ojos y lo que vi me sorprendió tanto que mi vida cambió desde entonces.
En sus ojos, en sus lindos ojos verdes, vi reflejada mi propia imagen. Me vi a misma en una forma tan bella, tan perfecta, tan completa que comprendí inmediatamente todo lo que buscaba el angelito.
Allí estaba el amor, todo el amor del mundo. El amor que transforma lo feo en bello, lo enfermo en sano, lo imperfecto en la más pura perfección.
Y desde ese momento no pude más dejar al angelito y a su lado estoy todo el tiempo. Juntos seguimos todos los días buscando el amor en todas las cosas.

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