martes, 16 de marzo de 2010

La rosa meditativa



Hoy quería escribir pero no tenía inspiración ninguna, no me salía ni una idea interesante. Entonces lo dejé. Pensé en intentar escribir algo mañana. Me vine a mi habitación y de repente miré un rollo de papel en un rincón que era nada menos que un cartel de La Rosa Meditativa de Dalí. Lo compré cuando estuve en España de vacaciones el junio pasado. En este viaje, que hice con mi querida amiga Berta, estuve por la primera vez en Figueres a visitar el Museo Casa Dalí. ¡El Museo es fenomenal! A mí Dalí siempre me ha encantado y por mucho tiempo no pude comprender por qué no estuve antes allí.
Después de mucho pensar, entendí que las situaciones en la vida pasan cuando tienen que pasar y sé que estuve en el Museo en el momento que tenía que haber estado. Creo que no pudiera disfrutar de esa experiencia como lo hice si no hubiera pasado por todo lo que pasé hasta llegar a aquél día. Los aprendizajes en la vida se van cumulando y a veces, sin darnos cuenta, nos despertamos para verdades que no habíamos visto todavía, sea por negación sea por falta de sabiduría. Yo suelo decir que hay cosas que necesitamos de otras cosas para comprender. El ejemplo más claro para mí es Fellini. He visto muchas películas de Fellini pero necesité ver muchas otras más de otros directores, épocas y estilos para comprenderlo. Para que me volviera fanática de Fellini como lo soy ahora tuve que conocer mucho más de la vida, no solo películas pero países, museos, obras de arte, literatura, música, arquitectura, etc. Las experiencias que vivimos van construyendo lo que somos y cuanto más larga se vuelve la historia, más fácil es comprenderla. Creo yo…
Desde que volví de viaje no más abrí La Rosa. Hace casi un año. Entonces hoy decidí abrirla y finalmente colgarla en la pared aunque no tenga marco. Me di cuenta de que me voy de esta casa en tres meses y medio y decidí que ya era el momento de traer mi Rosa a la vida. Quiero que hasta mi partida La Rosa haga mis días más llenos de colores, vida, brillo y magia. ¡Salve Dalí!

(Y a pesar de mi admiración por Dalí y mi amor por mi Rosa, tardé casi un año para sacarla a la luz. ¿Por qué? Todavía no lo sé. ¡Ahí está la vida para explicármelo luego!)

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